lunes, 18 de mayo de 2009

Liberalismo Economico

Liberalismo
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El liberalismo es un sistema filosófico, económico y de acción política, que promueve las libertades civiles y el máximo límite al poder coactivo de los gobiernos sobre las personas; se opone a cualquier forma de despotismo y es la doctrina en la que se fundamentan el gobierno representativo y la democracia parlamentaria.
Aboga principalmente por:

*El desarrollo de las libertades individuales y, a partir de ésta, el progreso de la sociedad.
*El establecimiento de un
Estado de Derecho, en el que todas las personas, incluyendo aquellas que formen parte del gobierno, están sometidas al mismo marco mínimo de leyes.

Contenido
1 Características
2 Liberalismo social, económico y político
3 Liberalismo benthamiano
3.1 Corrientes de estas concepciones
4 Pensadores liberales
4.1 Filosofía
4.2 Economía
4.3 Política
4.4 Divulgación
5 Véase también
6 Bibliografía
6.1 Historia de las ideas liberales
6.2 Principales obras

Características
Sus características principales son:
*El
individualismo, que considera a la persona individual como primordial, por encima de todo aspecto social o colectivo.
*La
libertad como un derecho inviolable que se refiere a diversos aspectos: libertad de pensamiento, de expresión, de asociación, de prensa, etc., cuyo único límite consiste en la libertad de los demás, y que debe constituir una garantía frente a la intromisión del gobierno en la vida de los individuos.
*La
igualdad entre las personas, entendida únicamente en lo que se refiere a diversos campos jurídico y político. Es decir, para el liberalismo, todos los ciudadanos son iguales ante la ley y para el Estado.
*El respeto a la
propiedad privada como fuente de desarrollo individual, y como derecho inalterable que debe ser salvaguardado por la ley y protegido por el Estado.

Liberalismo social, económico y político
El liberalismo social defiende la no intromisión del Estado o de los colectivos en la conducta privada de los ciudadanos y en sus relaciones sociales no-mercantiles, admitiendo grandes cotas de libertad de expresión y religiosa, los diferentes tipos de relaciones sociales consentidas, morales, etc.
Esta no intromisión permitiría la legalización del consumo y tráfico de drogas, de la prostitución, la libertad de paso, la no regulación del matrimonio por parte del Estado (es decir, éste se reduciría a un contrato privado como otro cualquiera, pudiendo ser, por tanto, contratado por cualquier tipo de pareja), la privatización de la enseñanza o su liberalización (por medio de métodos como el cheque bebé), etc.
Por supuesto, en el liberalismo hay multitud de corrientes que defienden con mayor o menor entusiasmo diferentes propuestas.
El
liberalismo económico defiende la no intromisión del Estado en las relaciones mercantiles entre los ciudadanos (reduciendo los impuestos a su mínima expresión y eliminando cualquier regulación sobre comercio, producción, etc.), sin dejar de lado la protección a «débiles» (subsidios de desempleo, pensiones públicas, beneficencia pública) o «fuertes» (aranceles, subsidios a la producción, etc.). La impopularidad de reducir a veces la protección de los más desfavorecidos lleva a los liberales a alegar que resulta perjudicial también para ellos, porque entorpece el crecimiento, y reduce las oportunidades de ascenso y el estímulo a los emprendedores.
El liberalismo político inspiró la organización del
Estado de Derecho durante el siglo XIX e inspira, hoy en día, todas las medidas que pretenden reducir el papel del Estado en la vida social o económica de los individuos. Reducir el número de funcionarios o las trabas burocráticas se encuentran entre ellas.

Liberalismo benthamiano
Una división menos famosa pero más rigurosa es la que distingue entre el liberalismo predicado por
Jeremías Bentham y el defendido por Wilfredo Pareto. Esta diferenciación surge de las distintas concepciones que estos autores tenían respecto al cálculo de un óptimo de satisfacción social.
En el cálculo económico se diferencian varias corrientes del liberalismo. En la clásica y neoclásica se recurre con frecuencia a la teoría del
Homo oeconomicus, un ser perfectamente racional con tendencia a maximizar su satisfacción. Para simular este ser ficticio, se ideó el gráfico Edgeworth-Pareto, que permitía conocer la decisión que tomaría un individuo con un sistema de preferencias dado (representado en curvas de indiferencia) y unas condiciones de mercado dadas. Es decir, en un equilibrio determinado.
Sin embargo, existe una gran controversia cuando el modelo de satisfacción se ha de trasladar a una determinada sociedad. Cuando se tiene que elaborar un gráfico de satisfacción social, el modelo benthamiano y el paretiano chocan frontalmente.
Según
Wilfredo Pareto, la satisfacción que goza una persona es absolutamente incomparable con la de otra. Para él, la satisfacción es una magnitud ordinal y personal, lo que supone que no se puede cuantificar ni relacionar con la de otros. Por lo tanto, sólo se puede realizar una gráfica de satisfacción social con una distribución de la renta dada. No se podrían comparar de ninguna manera distribuciones diferentes. Por el contrario, en el modelo de Bentham los hombres son en esencia iguales, lo cual lleva a la comparabilidad de satisfacciones, y a la elaboración de una única gráfica de satisfacción social.
En el
modelo paretiano, una sociedad alcanzaba la máxima satisfacción posible cuando ya no se le podía dar nada a nadie sin quitarle algo a otro. Por lo tanto, no existía ninguna distribución óptima de la renta. Un óptimo de satisfacción de una distribución absolutamente injusta sería, a nivel social, tan válido como uno de la más absoluta igualdad (siempre que éstos se encontrasen dentro del criterio de óptimo paretiano).
No obstante, para
igualitaristas como Bentham, no valía cualquier distribución de la renta. El que los humanos seamos en esencia iguales y la comparabilidad de las satisfacciones llevaba necesariamente a un óptimo más afinado que el paretiano. Este nuevo óptimo, que es necesariamente uno de los casos de óptimo paretiano, surge como conclusión lógica necesaria de la ley de rendimientos decrecientes.

Corrientes de estas concepciones
Estas dos concepciones radicalmente diferentes dividen al liberalismo en dos corrientes: por un lado, una corriente
igualitarista y progresista, abanderada por la teoría de Bentham y, por el otro, aquella otra corriente que no persigue la igualdad, pues considera natural que hombres diversos actuando en función de sus propias motivaciones y empleando libremente los medios de que disponen lleguen a fines diferentes.
Entre los seguidores de
Bentham destacan las tesis del social-liberalismo, mientras que de Pareto surgen otras como la escuela austríaca (si bien, para esta última corriente, no es necesario en absoluto basarse en idealizaciones y estudios de equilibrios inexistentes en la realidad. De hecho, dicha escuela considera un auténtico error epistemológico pretender llevar a cabo el estudio de la economía como si se tratara de una ciencia natural . Por tanto, propone un acercamiento distinto, completamente opuesto al de los clásicos y neoclásicos, al liberalismo).

Pensadores liberales
La categoría
Liberales agrupa todos los artículos sobre personalidades liberales. La que sigue es sólo una breve relación orientativa de liberales de gran relevancia en la historia de esta corriente intelectual, académica y política.

Filosofía
John Locke
Montesquieu
Voltaire
David Hume
Alexis de Tocqueville
Benjamin Constant
José Ortega y Gasset
Benedetto Croce
Karl Popper
Isaiah Berlin
Raymond Aron
John Rawls
Robert Nozick
Murray Rothbard
Thomas Reid
Ayn Rand


Economía Jean-Baptiste Say
Adam Smith
David Ricardo
John Stuart Mill
Carl Menger
Alfred Marshall
Eugen von Böhm-Bawerk
Joseph Schumpeter
Ludwig von Mises
George Stigler
Friedrich Hayek
Milton Friedman
Wilhelm Röpke
Alberto Benegas Lynch
Álvaro Alsogaray


Política
Benjamin Franklin
Thomas Jefferson
Jacques Turgot
Francisco de Miranda
Francisco Morazán
Jacques Pierre Brissot
Nicolas de Condorcet
Benito Juárez
Thomas Paine
James Madison
Eloy Alfaro
Ludwig Erhard
Margaret Thatcher
Ronald Reagan
Vaclav Havel
Jeremy Bentham


Divulgación
Frédéric Bastiat
Henry Hazlitt
Juan Bautista Alberdi
Juan Montalvo
Guy Sorman
Johan Norberg
Mauricio Rojas Mullor
Octavio Paz
Jean-François Revel
Marcos Aguinis
Thomas Szasz
Armando Valladares
Mario y Álvaro Vargas Llosa
Thomas Sowell

Bibliografía
Historia de las ideas liberales [editar]
Historia de la teoría política, George Holland Sabine, Fondo de Cultura Económica, 2000.
ISBN 950-557-097-X
Historia de la teoría política (tomos 3 a 6), Fernando Vallespín Oña (ed.), Alianza Editorial, 2002.
ISBN 978-84-206-7305-9
El liberalismo en occidente: historia en documentos (6 tomos), E.K. Bramsted y K.J. Melhuish (eds.), Unión Editorial, 1982-1984. Tomo 1
ISBN 978-84-7209-151-1
De Lo Político a la política. Liberalismo: El otro límite de la legitimidad. Pablo M. Fernández Alarcón. E-Prints Complutense, Madrid 2005 ISBN 84-669-1876-0
Historia del pensamiento económico (2 tomos), M.N. Rothbard, Unión Editorial, 1999.
ISBN 978-84-7209-351-5

Principales obras
Oración fúnebre, Pericles, 430 a. C.
Sobre la República, Cicerón, 50 a. C.
Carta Magna, 1215.
Instrucción de mercaderes, Saravia de la Calle, 1544.
Tratados sobre el gobierno civil, John Locke, 1690.
El espíritu de las leyes, Barón de Montesquieu, 1748.
Un ensayo sobre la naturaleza del comercio en general, Richard Cantillon, 1755.
Una investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones, Adam Smith, 1776.
Introducción a los principios de moral y legislación, Jeremy Bentham, 1780.
Fundamentación de la metafísica de la moral, Immanuel Kant, 1785.
El Federalista, James Madison, Alexander Hamilton y John Jay, 1788.
Autobiografía, Benjamin Franklin, 1788.
Reflexiones sobre la Revolución Francesa, Edmund Burke, 1790.
Tratado de economía política: o la producción, distribución, y consumo de la riqueza, Jean-Baptiste Say, 1803.
De la libertad de los antiguos comparada con la de los modernos, Benjamin Constant, 1819.
La democracia en América, Alexis de Tocqueville, 1840.
Sistema económico y rentístico de la Confederación Argentina, Juan Bautista Alberdi, 1854.
Sobre la libertad, John Stuart Mill, 1859.
El hombre contra el Estado, Herbert Spencer, 1884.
Capital e interés, Eugen von Böhm-Bawerk, 18841909.
La sociedad del futuro, Gustave de Molinari, 1899.
La rebelión de las masas, José Ortega y Gasset, 1930.
Camino de servidumbre, Friedrich Hayek, 1944.
La sociedad abierta y sus enemigos, Karl Popper, 1945.
Sobre el poder, Bertrand de Jouvenel, 1945.
Ética de la sociedad competitiva, Frank Knight, 1946.
La acción humana, Ludwig von Mises, 1949.
La rebelión de Atlas, Ayn Rand, 1957.
Dos conceptos de libertad, Isaiah Berlin, 1958.
La libertad y la ley, Bruno Leoni, 1958.
Una economía humana, Wilhelm Röpke, 1960.
El problema del costo social, Ronald Coase, 1960.
El cálculo del consenso, James M. Buchanan y Gordon Tullock, 1962.
Capitalismo, socialismo y democracia, Joseph Schumpeter, 1962.
Capitalismo y libertad, Milton Friedman, 1962.
La gran depresión americana, Murray Rothbard, 1963.
La maquinaria de la libertad, David Friedman, 1971.
Teoría de la justicia, John Rawls, 1971.
Anarquía, Estado y utopia, Robert Nozick, 1974.
Libertad individual: obras selectas, William Hutt, 1975.
En defensa de la corporación, Robert Hessen, 1979.
Libertad de elegir, Milton Friedman, 1980.
Tratado sobre la familia, Gary Becker, 1981.
Teoría de la democracia, Giovanni Sartori, 1987.
Instituciones, cambio institucional y desempeño económico, Douglass North, 1990.
El fin de la historia y el último hombre, Francis Fukuyama, 1992.
Propiedad y libertad, Richard Pipes, 1999.
Desarrollo y libertad, Amartya Sen, 1999.
De la subsistencia al intercambio, Peter Bauer, 2000.
Por qué la globalización funciona, Martin Wolf, 2004.
Dando cuenta de los derechos de propiedad, Hernando de Soto, 2006.
La escuela austríaca de economía en el siglo XXI, Autores varios, 2006.*
Libertad: un sistema de fronteras móviles, Enrique Arenz, 1986.

Liberalismo económico

El liberalismo económico es la teoría económica desarrollada durante la Ilustración, formulada de forma completa en primer lugar por Adam Smith, que reclama la mínima interferencia del Estado en la economía. La libertad económica o la libre empresa conduciría a una sociedad más armoniosa e igualitaria y al aumento indefinido de la prosperidad.[1] El orden espontáneo sería generado por la mano invisible que conduce a los individuos que sigan su egoísmo particular.
Habitualmente se resume en la expresión francesa
Laissez faire, Laissez passer (dejad hacer, dejad pasar), que no obstante es el lema de la fisiocracia, una teoría económica precedente.

Contenido

1 Ideología
2 Bases del liberalismo económico
3 Historia del liberalismo económico
3.1 Liberalismo económico e Ilustración
3.2 Liberalismo económico en el siglo XIX

Ideología
El liberalismo económico es el componente económico de la
ideología política del liberalismo clásico. El concepto de liberalismo clásico o liberalismo de mercado coincide con la tendencia a un sistema económico capitalista de libre mercado a finales del siglo XVIII, al mismo tiempo que decaía el sistema mercantilista. Hoy, la teoría económica liberal se asocia firmemente al liberalismo libertario, la economía neoliberal y algunas tendencias conservadoras, particularmente el conservadurismo liberal y el conservadurismo fiscal.
El liberalismo económico enuncia que el origen de la riqueza proviene del regulamiento de la balanza comercial a nivel nacional, a diferencia del mercantilismo, modelo económico más usado en esa época, que enuncia que el origen de la riqueza la provoca el ingreso de metales. Además, el liberalismo económico sostiene muy fuertemente que la economía es un organismo vivo regido por tres leyes naturales:
1-
Ley de iniciativa: es detectar una necesidad en la sociedad y, por afán de lucro, fabricar un producto o brindar un servicio que satisfaga la necesidad. Lo negativo de esta ley es que quien lo haga podrá ponerle precio arbitrario.
2-
Ley de competencia: es la iniciativa de que otros comiencen a competir fabricando lo mismo que quien haya tenido la iniciativa. Se genera la competencia calidad/precio. Lo positivo es que se nivelan los precios del producto o servicio. Lo negativo es el exceso de producción y la baja calidad de algunos productos para competir en precio.
3-
Ley de mercado: está compuesta por dos leyes, la ley de oferta y la ley de demanda. Si en el mercado hay más oferta que demanda, se genera un proceso de depuración en donde queda en el mercado el que tenga mejor relación calidad/precio, y quien sea depurado, comenzará el ciclo de vuelta en otro rubro.
En los países de lengua inglesa, economía liberal se suele aplicar a las políticas y teorías económicas
keynesianas, por su asociación con el liberalismo social, el liberalismo moderno o el uso habitual que se da en Estados Unidos al término liberal, que es aproximadamente equivalente a lo que en Europa, sobre todo Europa continental, se podría llamar izquierdista.

Bases del liberalismo económico
La propiedad privada y el contrato individual son las bases de esta teoría. Las primeras teorías liberales se basaban en la asunción de que las acciones económicas de los individuos son principalmente basadas en el propio interés, y que permitirles actuar sin ninguna restricción producirá los mejores resultados, garantizando un mínimo de información pública y justicia (por ejemplo, impidiendo la prostitución o el robo).

Historia del liberalismo económico
Liberalismo económico e Ilustración
Inicialmente, la teoría económica liberal tuvo que luchar contra los partidarios de los privilegios feudales, las tradiciones aristocráticas y los derechos de los reyes a conducir la economía nacional en su propio interés (mercantilismo). Para finales del siglo XIX y comienzos del XX, esas fuerzas opositoras estaban derrotadas...

Liberalismo económico en el siglo XIX
Liberalismo clásico y escuela neoclásica
Artículo principal:
Escuela neoclásica (economía)
La expresión liberalismo clásico, referida a las teorías de Adam Smith y su desarrollo por los economistas de comienzos del siglo XIX, se suele oponer a la escuela neoclásica de economía, o marginalismo, desarrollada desde finales del siglo XIX por autores como Carl Menger y la escuela austriaca de economía, Léon Walras y la escuela de Lausana, los británicos William Stanley Jevons y Alfred Marshall, y el sueco Knut Wicksell.

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